12/1/12

Irremplazable

"¿Estás segura de lo que dices?"
Tú eres de los hombres que nunca repite lo que dice. Y ese día, repetiste la misma pregunta cada que terminaba una frase. Era tu forma de decir, con otras palabras, que no querías creer lo que te decía.
Ese, el día en que tuve el valor de confesarte que ya no sentía nada por ti.
"No te entiendo. Hice todo lo que cualquier mujer desea que un hombre haga por ella."
Las acciones no lo son todo. Una persona puede enamorarse sin que el otro haga nada para provocarlo, y puede desenamorarse aunque el otro haga todo para evitarlo. Era mi caso.
Te reíste. Caminaste en círculos. Te tomabas el cabello en señal de frustración. Y vi en tus ojos ese enojo que jamás habías querido mostrar. Te ocultabas en tus intentos de perfección y no mostrabas lo que realmente sentías, para no sacarme de la idea de que eras el hombre perfecto. Te equivocaste. Te equivocaste de tal manera que ese día sólo quería que desaparecieras de mi vida. Si hay algo que deseaba, era alguien que tuviera  la suficiente confianza para mostrarse tal y como es. Yo no quería a alguien intentando ser perfecto. Yo quería a alguien real.
"Te voy a dar unos días para que lo pienses, y cuando se te pase tu mal humor, me llamas. Sé que todo será como antes. Porque nos amamos".
No necesitaba tiempo. No estaba de mal humor. No te iba a llamar nunca. Nada sería como antes. Yo no te amaba. Ni tu a mí. Amabas la idea de que no estarías solo. Yo amaba la idea de que por fin tenía alguien con quien compartir mi vida. Pero en realidad, no teníamos nada en común. No compartí absolutamente nada de mi vida contigo. Seguía siendo una mujer solitaria, con alguien a lado. Sólo eso.
"¿Que no tenemos nada en común? ¿Eso es importante acaso?"
Creo que es lo más estúpido que te he escuchado decir. Claro que era importante.
Vi señales de que estabas por irte, así que antes de que lo hicieras, te pregunté una última cosa.
"¿Por qué me preguntas eso? ¡Ya no entiendo a qué quieres llegar! Estamos hablando de nosotros, no de una definición o algo por el estilo".
No fuiste capaz de contestarme qué significa el amor para ti. En el fondo sabía que no tendrías una respuesta para ello. Sabía que esa respuesta no estaba entre tus guiones, esos que estudias para sonar casi poético al hablar. Pero no te culpo, yo tampoco puedo explicar qué es el amor. No lo he conocido aún.
"Entonces, estás tratando de decir que nunca me quisiste. Todo este tiempo me hiciste creer que me amabas, cuando en realidad no sentías nada. ¿Es eso, ya te cansaste de fingir y por eso me dejas?"
Te quise como puedo querer a cualquier otra persona que comparta algo de sí conmigo. ¿Hacerte creer que te amaba? No. Yo no estaba tratando de hacerte creer nada. Yo no tenía algo planeado, como tú. Nunca fingí, creo que ya sabes que soy la peor de las actrices. No te estoy dejando. Te doy la oportunidad, o mejor dicho, nos damos la oportunidad de conocer a alguien que realmente nos llene.
Te quedaste callado, casi atónito cuando te dije que, si lo pensabas, nunca te había dicho "te amo".
"No te costaba nada decirlo. Y es cierto. Siempre contestabas con un simple "yo también". Estuve ciego todo este tiempo, qué idiota".
Claro que sí me costaba decirlo. Soy muy mala para mentir. Y fue tu miedo a estar solo el que te cegó.
Construiste muros a tu alrededor para impedirme ver lo que realmente eres. Yo sabía muy bien, que ninguno de los dos estaba mostrando lo que realmente sentía. Tu iniciabas el juego y yo lo seguía. Pero yo ya no quería jugar más. Y ya no tenía nada que decirte.
"Y eso es todo. Ni siquiera me vas a pedir perdón por hacerme sentir una basura. Me largo."
Ahí comprendí que estas acostumbrado a que te pidan perdón, en vez de pedirlo tú. Ambos nos debíamos una disculpa. Tú por mentirme, yo por tragarme mis palabras. Nunca fue mi intención hacerte sentir mal. Es más, creí que al decirte que podías ser real conmigo, te sentirías aliviado y me confesarías que había alguien más a quien realmente amabas. Pensé que serías lo suficientemente capaz de reconocer, que yo era el clavo que sacaría al otro clavo, que cuando me decías "te amo" pensabas en ella.
Ese día, el día en que te di la oportunidad de decirme la verdad y no lo hiciste.
El día en que comprendiste, que ella es irremplazable.

2 comentarios:

  1. De lo mejor que he leído en mucho tiempo. Un tema muy común pero con una intensidad que lo pone muy interesante. Gracias por compartir

    ResponderEliminar